La manera en que pensabamos antes no debe ser la misma. Nueva mente, nueva manera de pensar trae nuevas expectativas a nuestra vida. Si mantenemos el mismo pensamiento perezoso, falso, estático, cobarde o inseguro no vamos a ver resultados efectivos en nosotros. Estaríamos entonces dando vueltas en un mismo lugar sin ver realizar nuestros sueños.
El ser humano puede tomar una postura de aplazar las cosas y desconcentrarse de su mayor enfoque en la vida, Jesús.
La mente es el área donde somos atacados momento a momento, día a día, ¡sin parar!
No importa los pensamientos que nos puedan llegar, buenos o malos, está en nosotros dedicir cuál vayamos a tomar. Nuestra actitud depende del pensamiento que optamos seguir. Los pensamientos expresan en quienes nosotros nos formamos o somos:
Pensamientos de amor muestra aceptación. Pensamientos negativos muestra pesimísmo. Pensamientos de temor o duda muestra inseguridad. Pensamientos de lo que piensen los demás muestra dependencia de la opinión de otros y no de lo que diga Dios. Pensamientos de preocupación muestra ansiedad ante las situaciones.
El cambiar nuestra manera de pensar es una tarea diaria. “No os conforméis a este siglo; NO SE ADAPTEN, NO SE AMOLDEN, NO SE ACOMODEN (énfasis añadido) sino transformaos MEDIANTE la renovación de nuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios, agradable y perfecta” [Romanos 12:2]
Es atraves del cambio de nuestros pensamientos veremos con más claridad, mejor enfoque y confianza los planes destinados por Dios para nosotros.
Renueva, cambia, sustituye TODO pensamiento que no es de Dios y deja que la mente de Cristo se ponga en su lugar.